El certificado digital de persona física y sus ventajas
Sin el certificado digital, sin duda podríamos seguir viviendo hasta ahora; es decir, asumiendo presencialmente, a la manera tradicional, la responsabilidad de resolver trámites, presentaciones de documentos oficiales, matrículas en cursos públicos, y otras obligaciones básicas gestionadas por las administraciones públicas estatales, autonómicas y locales. Sin duda, tampoco percibiríamos la enorme diferencia que hay entre acudir en persona a solucionar esos asuntos, previamente imprimiendo todo aquello que necesitamos, y sacar certificado digital online para hacerlo todo desde casa, sin desplazarnos, sin gastar tinta ni papel, sin esperas de ninguna clase.
El caso es que ya es demasiado tarde: vivimos en la era digital, la era de las telecomunicaciones a través de internet, y ya conocemos la diferencia de primera mano. Dicho de otro modo, y al igual que venimos pensando desde que empezó la pandemia de la COVID-19, ya nada es igual. Podemos, efectivamente, seguir imprimiendo, acudiendo al banco o a oficinas de la administración pública y un largo etcétera. Pero si en algún momento hemos entregado documentación online sin necesidad de movernos del escritorio de nuestro cuarto, sabremos que salimos perdiendo si hacemos eso. La pregunta es, ¿Merece la pena obtener firma digital online? Y la respuesta es sí.
Para empezar, y este argumento debería bastar, hemos mencionado la pandemia. Efectivamente, desde el punto de vista de la prudencia y de la evitación consciente de probabilidades de contagios, siempre será preferible tributar, apuntarnos a oposiciones o hacer otro tipo de trámites en casa, que arriesgarnos a hacer cola en un edificio abarrotado de personas. Cierto es que esos edificios, sin lugar a dudas, han adoptado mejor que bien todas las medidas de prevención posibles, empezando por la mascarilla obligatoria y la limitación de aforo.
Pero igualmente, y esto no podemos negarlo, nada de eso supera a la opción de recurrir a la obtención de certificado digital de persona física y no tener necesidad alguna de ponernos mascarilla, de alejarnos de las personas, de desinfectarnos las manos. Porque nada es más seguro frente al virus que el hogar. Si a ello le sumamos la comodidad, la elección está más clara.