Soluciones para vender un proindiviso
Vivimos en una época demasiado complicada para todo lo que tiene que ver con la gestión de una vivienda; y eso, claro está, en el supuesto de que podamos permitirnos tener una en propiedad. Es un auténtico privilegio, en esta era en la que encadenamos varias crisis económicas ocasionadas por contextos internacionales diversos, desde la pandemia de la COVID-19 hasta el conflicto bélico entre Rusia y Ucrania, poder permitirnos vivir en nuestra propia casa. A nuestro nombre o todavía en la fase de pago de cuotas hipotecarias, pero con el objetivo claro de convertirla en nuestra tarde o temprano. Si esto es así de difícil con un solo individuo, imaginemos lo que puede suponer compartir un mismo inmueble con otras personas, normalmente familiares, con todos los problemas que ello acarrea.
Es entonces cuando, tal vez acusando ya el desgaste de conflictos intrafamiliares continuos, nos planteemos de una vez y para siempre la opción de vender proindiviso. Pero ¿Qué significa exactamente esa palabra que no tiene por qué conocer la población común no versada en asuntos inmobiliarios? Un proindiviso es justamente el inmueble que, por razones de herencia, divorcio u otras circunstancias personales y colectivas, se comparte con otras personas, dando pie por tanto a peleas relativas a la propiedad única y legítima de la misma. Si bien pelear por el inmueble es una opción comprensible y respetable, otras personas solo desean quitarse el problema de encima y vivir tranquilas. Es decir, tomando la decisión sensata de vender parte de la vivienda.
Pero ¿Cómo?, ¿Dónde?, ¿A quién acudimos? La última pregunta se relaciona con el «dónde»: internet. Es en la red donde podremos encontrar empresas y servicios especializados justamente en la cuestión de la venta de proindivisos. Inicialmente podemos informarnos mejor a través de sus portales web y, si aun así se nos acumulan las dudas, contactar directamente con las personas responsables de asesorarnos y de ayudarnos. En solo unos minutos, podemos aprender mucho sobre el proceso de venta y sobre las innumerables ventajas que podemos obtener de ella. No solo económicas, sino psicológicas. Pues nada desgasta más, sin duda, que un conflicto de propiedad.