Cómo obtener hoy en día un certificado digital

La evolución tecnológica ha dado paso al surgimiento de nuevas herramientas y la adaptación de las ya existentes para que, en esencia, tramitar servicios y obligaciones, sea cada vez más sencillo y pueda llevarse a cabo sin necesidad de guardar tediosas colas, pedir número, tratar cara a cara o desplazarse a otras partes de la ciudad, en general. Internet es el nexo de unión de todos esos nuevos recursos, y puede que la pandemia de la COVID-19, que cada vez parece más controlada, haya disparado más que nunca la eficiencia de los servicios virtuales precisamente por motivos de seguridad.

En cualquier caso, debemos mencionar la obtención del certificado digital de persona física, paradigma de todas las ventajas tecnológicas digitales ahora mencionadas. Si nos introducimos en cualquier web oficial del gobierno o de nuestra comunidad autónoma, y en niveles más bajos las de nuestra diputación o cabildo, o el ayuntamiento de nuestro municipio, no tardaremos mucho en localizar el acceso a una sede electrónica, desde la cual podemos gestionar cientos de procedimientos básicos. De hecho, hoy es raro encontrar a una persona que no pague sus impuestos a través de internet. El certificado o firma digital suele ser un componente esencial del proceso.

Sin embargo, a las personas que todavía no disponen de una, la idea de obtener firma digital online se les puede antojar tediosa y estresante. No es tan complicado como puede parecer a simple vista y, de hecho, en la actualidad existen incluso servicios intermediarios que se encargan de llevar a cabo todas las fases del trámite de solicitud en nombre del cliente. Si ya de por sí existen los asesores financieros, por poner un ejemplo extrapolable claro, la de profesionales que se encargan de sacar el certificado digital online para sus clientes, o que les asesoran de manera directa y personalizada sobre cómo hacerlo, es bastante natural.

Un ejemplo más, en cualquier caso, de hasta qué punto internet nos ha facilitado la vida. Lo notamos más que nunca durante el confinamiento, cuando no debíamos salir de casa; pero lo notamos también cada vez que resolvemos algún problema.