¿Te gustaría practicar surf en Gran Canaria?

A medida que se va acercando el calor, y para más inri el contexto actual de una pandemia con los contagios mucho más controlados, empezamos a fantasear, como cada verano, e incluso en primavera, con una visita a la playa. En ella podemos hacer muchas cosas, como pasear por la arena o tumbarnos en ella para tostarnos, nadar, comernos un helado o sencillamente pasar una bonita y apacible mañana leyendo, descansando o en buena compañía. Pero, si además nos situamos en el sur de Gran Canaria, hay algo más con lo que nos podemos divertir: el surfing en Maspalomas. Ya practiquemos este deporte por primera vez o seamos aficionados relativamente expertos, hacer surf siempre es aprovechar muy bien el tiempo, y desde luego disfrutaremos como niños lo hagamos bien o mal.

Pero, si queremos hacerlo realmente bien, si tenemos la firme intención de aprender, no solo tenemos la posibilidad de llevarnos nuestra tabla a la playa, sino que podemos incluso acudir a escuelas de surf en Gran Canaria. En la escuela que elijamos, no pocos profesores expertos en la cuestión de danzar sobre las olas, por decirlo de una forma poética, compartirán con nosotros sus conocimientos teóricos y prácticos; es decir, la base que necesitamos para que, poco a poco, nosotros y nosotras también sepamos cómo se hace. Luego, con paciencia y voluntad real de aprendizaje, solo tendremos que poner en práctica lo aprendido en esas playas de arena blanca rodeadas por dunas que caracterizan el litoral meridional grancanario.

¿Y si no tenemos la posibilidad de comprarnos nuestra propia tabla de surf y tampoco tenemos amigos o conocidos que nos presten una? Antes de que concluyamos que, debido a ello, vamos a  tener que renunciar a nuestras profundas ganas de practicar este deporte, es importante saber que disponemos de la fantástica alternativa de recurrir al rent board en Maspalomas. A fin de cuentas, en una región geográficamente idónea, y llena por tanto de escuelas y expertos en surf, sería absurdo que no pudiéramos alquilar nuestra propia tabla. Sí podemos, de modo que solo resta una cosa por hacer: conseguir la nuestra y disfrutar.